Pobre árbol de Navidad

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"- Creo que ese pobre árbol ya no está muy vivo. - Senaló las marcas de la tala en su tronco -. Lo cortaron,  lo mataron y ahora lo vamos a llevar a casa, donde se asará de calor y sufrirá una agonía hasta que se seque y ya no sirva para nada más que quemarse en  la chimenea.

- Todos tenemos nuestraa función en el mundo. Incluso ese pino. - La miró con disgusto y se lo cargó al hombro - . Nos lo llevaremos.

Ella asintió satisfecha.

- Te lo dije.

- No cantes victoria tan  pronto, aún no hemos terminado.

- ¿En serio? - Soltó el aire de golpe, resignada -. Y yo que pensaba que lo que importaba de la Navidad era el árbol...

- Todo es importante en Navidad, Eliza. Lo que menos importa es esto, pero por algún sitio tenemos que empezar. - La miró intenso y se quedó quieto un instante mientras estudiaba su rostro y preguntaba -: ¿Por qué te disgusta tanto? A todo el mundo le gustan estas fiestas.

Ella se encogió de hombros no queriendo recordar, así que optó por darle la respuesta que daba a todos cuando se interesaban por la razón de tan extraña rareza.

- Mis padres no celebraban la Navidad. - Se encogió de hombros - . A los tres años descubrí que no existia Santa Claus.

- Santa Claus si existe - dijo el hombre muy seguro de si mismo.

Eliza lo miró como si se hubiera vuelto loco. Se acercó a el y le tocó la frente.

- Creo que tienes fiebre, estás delirando... ¿dices que Santa existe? ¿De qué guindo te has caído, guapo?

Mathew la miró con intensidad mientras llevaba su propia mano a su frente y sostenía sus dedos helados. No se había puesto los guantes, hacía demasiado frío y estaba a punto de empezar a nevar otra vez, pero él tenía las suyas templadas y el sentir el contraste de temperaturas hizo que un escalo frío recorriera completamente su femenino cuerpo. Trató de liberarse de su agarre, pero no se lo permitió y, con un suave tirón, la pegó a su pecho.

- Él existe, yo lo conozco - afirmó mirándola a los ojos con apenas cinco centímetros de separación entre ellos -."

[ ... ]                            [in Un amor por Navidad de Minerva Hall]